·
incremento
del riesgo de obesidad infantil. La falta de sueño puede provocar un
desequilibrio alimenticio, ya que durante el sueño una de las hormonas que se
segrega es la que controla el apetito.
·
Disminución
de la capacidad de aprendizaje. Dormir menos de las horas necesarias puede
tener como consecuencias pocas energías, falta de atención, irritación…
·
Alteración
en su desarrollo físico. Otra de las hormonas que se segregan al dormir, es la
del crecimiento, por ello es importante respetar los periodos largos de sueño
como la noche.
Tener
una rutina del sueño es muy necesaria para un buen descanso y reponer fuerzas.
Según
la edad del niño sus necesidades de sueño son distintas.
Para
niños de 0 a 3 meses sus horas de
sueño diarias están entre 16 – 20 horas, suelen ser periodos desde 1 a 4 horas
seguidos de 1 o 2 horas de vigilia.
De
3 a 6 meses duermen unas 14 – 15 horas, en periodos de 3 – 4 horas.
De
6 a 9 meses ya suelen dormir unas 11 horas de noche y 3 durante las siestas
(suelen ser una pequeña a media mañana y otra más larga tras la comida)
De
9 a 12 meses se consolidan las 11 horas nocturnas y 2 – 3 horas de siesta tras
la comida, ya no suelen realizar la de media mañana.
De
1 a 3 años duermen, por la noche 10 horas y 2 tras la comida. Según se acercan
a los 3 años puede que esta siesta les cueste más, aunque no duerman es
aconsejable que tengan un periodo de descanso y reposo.
Con
más de 3 años se suele suprimir la siesta, aunque en algunos colegios aún la
realizan para los más pequeños.
Estas
pautas horarias son orientativas, está claro que hay niños más dormilones que
otros y periodos donde es difícil crear una rutina ya que maman a demanda, pero
nos sirve de guía y apoyarnos en ellas al notar un comportamiento algo extraño
en nuestro niño, puede que no haya dormido bien o lo suficiente.