La semana que viene, el peque, empieza el horario completo en el cole y tenemos muy buena valoración del período de adaptación.
El otro día hablamos con su profe y nos confirmó que en el aula lo pasa bien, cada vez interactúa más con sus compis y disfruta del patio. Así que no creemos que le cueste mucho, aunque seguro que estará más cansado al ser más horas.
Esta adaptación en el cole ha sido fácil, pero al ir a buscarle .... eso ya es otra cosa. La verdad que que a su padre no le cuesta llevarle o recogerle, entra y sale contento. Pero al llegar yo, la cosa cambia. Saca su lado más rebelde e intenta retarme a cada paso.
Hemos pasado de venir corriendo a darme un abrazo a pasar de mi al verme :(
Pasamos mucho tiempo juntos, las tardes son nuestras. Parque, descubrir espacios de ocio para su disfrute, cocinar juntos ... preparamos unas tardes divertidas y con actividades que le gustan.
No te voy a engañar, duele un poco ver que su reacción ante mi no sea la de siempre, también es verdad que cada vez dura menos.
Creo que siente que le abandono, tres años juntos 365 días y casi 24 horas al día y en septiembre no sólo empieza el cole, sino que además yo trabajo a jornada completa y me voy de casa antes de que se despierte.
Para que sepa que le tengo siempre presente, que le quiero y que estaré con él aunque no me vea, le dejo cada mañana una tarjeta con una nota alegre, motivadora y recordándole lo mucho que le quiero. Además le pongo una pegatina de la Patrulla Canina.
Se que por algún lado tenían que salir sus emociones respecto al comienzo de esta etapa, sobre todo porque ha tenido varios cambios en su vida desde el verano. Unos lloran, otros vuelven (de forma temporal) a comportamientos que tenían superados.
Lo que me preocupa más es saber ayudarle a canalizar esas emociones, que las reconozca y que pueda usar distintas herramientas para usarlas en positivo.
¿Qué tal has llevado, como padre/madre, este período de adaptación? ¿Te has encontrado con una situación similar?
