Lectura infantíl




En verano solemos llevar un libro con nosotros a nuestro destino de vacaciones, es el mejor momento para empaparnos de este pasatiempo, lejos de la rutina diaria y ajetreo de la ciudad.

Al igual que nosotros disfrutamos de la lectura podemos inculcar este hábito en nuestros peques, ya que  es un gran estímulo a la creatividad, imaginación, inteligencia, a la capacidad verbal y de concentración de los niños.


El libro es una puerta a la formación e información en todos los sentidos. Lo importante es tener claro que los libros son primordiales, pero el acto de leer,  es lo que llevará a nuestros pequeños a este rincón tan especial que es la aventura del saber, del conocer y descubrir. Es fundamental para que el niño cree el hábito a la lectura disponer de tiempo para compartir el momento de la lectura con los hijos, además se estarán creando lazos especiales entre ambas partes, dejarles los libros a disposición y dejar que nos vean leer nuestros propias libros.


Quien de vosotros no recuerda esos cuentos antes de ir a dormir o la primera vez que leíste un libro tu solo o el primer viaje que tu mente hizo por las palabras del libro del verano.

Para generar este hábito, como muchos otros, la rutina es importante.

En la Escuela ya empezamos a introducirles en las páginas de los primeros libros donde dejamos que se tomen su tiempo, despacio, fijándose en lo que aparece. Y el adulto dispuesto a contestar sus preguntas, participar de su juego, buscar detalles con ellos...
Escuchar a aquellos que se lanzan a contar su historia (que un cuento no tenga palabras no quiere decir que no sea adecuado para vuestros peques), ya que cada vez que lo abran podrán descubrir objetos nuevos o tener más vocabulario y la historia podrá cambiar.




Tener los libros a su alcance permite que los pueda utilizar y esté a su disposición como cualquier otro objeto que tenga en su cuarto o en la sala de estar.

Leer a su lado es importante, como ya sabéis gracias a la imitación aprenden mucho y el ejemplo que demos lo que veremos en ellos, cada uno lee su libro adecuado a su edad pero en el mismo lugar. 
La comprensión es muy importante y para ejercitarlo podemos preguntar tras el momento de lectura, esto para los niños que ya lean, u ofrecerles hacer un dibujo.

Leerles en voz alta ayuda a que aprendan vocabulario, trabajen el aparato fonador ya que intentarán imitar nuestros cambios de voz y entonación, e incluso puede que nos corrijan si la historia que ellos han desarrollado sea en algo distinta a la que contamos.


No apartéis aquel libro que tantas veces le habéis leído pensando que ya está muy visto, puede que después de unos meses le interese y pueda contarlo él sólo. Esto es debido a la memorización y nociones de secuencia que ha aprendido con la repetición.
A los más pequeños les encanta que les leamos el mismo libro una y otra vez y otra vez y otra vez, con esta repetición afianzan conceptos, adelantan secuencias o, palabras o acciones que saben que acompañan al cuento y sobre todo comparten lo que más les gusta con los padres.



Visitar la biblioteca pública es una actividad muy lúdica que podéis hacer, además tener un carné propio ayuda a su autonomía y autoestima. Recordad que esta actividad, como muchas otras, tiene unas normas (sobre todo de la biblioteca), una duración determinada y una responsabilidad (devolver el libro a tiempo y cuidarlo).

La lectura tiene muchos beneficios en el niño como aumentar su habilidad de escucha, desarrollar su sentido crítico, aumentar la variedad de experiencias, y crear alternativas de diversión y placer para él.



Los libros más adecuados  de 0 a 6 años suelen ser libros con muchas imágenes e ilustraciones. Que tengan recursos para que la lectura no sea aburrida. Para que el niño visualice lo que está oyendo o leyendo.