Haz lo que digo y no lo que hago


Recuerdo a mis padres decirme que no se debe decir palabrotas y cuando les pillaba diciéndolas y se lo recriminaba, me decían "haz lo que digo y no lo que hago".
Esta es una frase típica que como padre se suele decir, aunque sea a los niños ya mayorcitos, pero que tanto para bebes, niños pequeños o mayores es muy difícil de cumplir.

El principal motivo es que gran parte de lo que aprenden los niños es por IMITACIÓN.



El bebé aprende, a comunicarse, distintas habilidades como manipular objetos, sus primeros hábitos... tras la observación de nuestras acciones, tratando de imitarnos.

Gracias a esta imitación, desde muy bebés, comienzan a comunicarse tras observar que sus acciones tienen una respuesta. Al ir creciendo veremos, y nos sorprenderá, como algunos de nuestros gestos y dejes son imitados por nuestros niños. Su socialización también está relacionada con esta imitación, roles y juego simbólico son juegos donde podemos observar lo que nuestro hijo ve a través de nuestros actos.

Para ayudarle en este proceso hay que tener en cuenta su evolución, las capacidades que tiene en cada etapa de crecimiento.

Es muy importante que el campo visual entre nosotros y el niño esté limpio y si puede ser a su altura mejor, teniendo en cuenta que de pié o sentado es la mejor posición para que el peque nos vea (a no ser que sea menor de 4 meses y su principal posición sea tumbado o recostado, en este caso nos pondremos frente a su cara para realizarle distintos gestos que él pueda imitar).

Hasta el año juegos como muecas, canciones con gestos, localización de partes de la cara y las manos, cucu-tras. Muy importante abrir mucho la boca para que centre su mirada en ella.

Hasta los dos años tendrá una explosión de "locura", sus movimientos cada vez son más, más rápidos y con mayor destreza, empezará a hablar  y a querer saber más cosas. Cualquier juego con las partes del cuerpo le llamará la atención.
El NO puede empezar a formar parte de nuestro vocabulario, pero podemos reducirlo si con nuestros actos les conducimos y enseñamos algunas normas y límites, como recoger los juguetes ante ellos y si acompaña una canción mejor y poco a poco nos imitarán, o colocar aquello que no es adecuado para él  a una altura que no alcance.
Jugar a dar o recibir nombrándole el objeto o alguna característica sobre él, le ayudará en su comunicación y socialización.
Juegos como las comiditas, limpiar lo que sea o trastear con un teclado viejo harán que comiencen a desarrollar el juego simbólico y nos veremos reflejados.

Desde los tres años su imaginación comienza a tener un papel importante, los juegos de roles comienzan a aparecer y en ellos descubriremos todo lo que el peque observa, aprende e imita.
Es muy importante estar atentos a todo aquello que le mostremos, la televisión irá teniendo más presencia en su día a día, las películas que vean en el cine o las obras de teatro con las que disfruten, también serán retratadas en sus juegos.

Trabajar los sentimientos desde edades tempranas le ayudará en su desarrollo emocional. Enseñarle los gestos, los nombres de las emociones, contarle como nos sentimos ante distintas situaciones, será más fácil a través de los cuentos. Ya que según van creciendo (4-5-6 años)el cuento pasará de ser escuchado a ser contado y en esa transición volcará sus experiencias como nexo de unión con su imaginación.


La base de la educación en valores somos nosotros mismos (los adultos) y nuestras acciones.
Enseñarles a cruzar cuando el semáforo está en verde no sólo es decírselo, sino que nos tienen que ver hacerlo siempre. Desde muy pequeños se fijan en estos pequeños actos cotidianos.


¿Os veis imitados por acciones de vuestros hijos? ¿Habéis descubierto algún tic o manía vuestra, en las acciones o dejes de vuestros hijos?


Feliz día!