Desde
el año, los peques comienzan a desplazarse y lo desarrollan a gran velocidad.
Al
principio se apoyan mucho sobre las muñecas y rodillas, tensando el cuello, por
ello el masaje debe centrarse en estas
partes, ayudando a fortalecer la zona.

Al
correr mueven todo el cuerpo, a veces coordinado y otras no tanto, por ello es
necesario masajear bien todas las articulaciones y cuello.

No
debemos olvidar la espalda en los masajes.
La
relajación con los pequeños de esta etapa,
puede ser algo complicada, al comenzar a moverse más cuesta también entrar en un
momento de relajación.
Para
ayudarnos podemos utilizar distintos recursos, como pañuelos
que podemos dejar caer sobre sus caras y desplazarlos por sus cuerpos, al ritmo
de la música. Es normal que los niños quieran cogerlos, siempre que no
interfiera en el ambiente que hemos creado, no hay por qué negarles este
impulso.
Utilizar
pelotas pequeñas es otro recurso, en este
caso nombrar las partes del cuerpo por las que pasamos ayuda a que se
conciencien de la relajación en esas zonas. Comenzaremos por las extremidades
inferiores y subiremos tronco, extremidades superiores y por último cuello y
cabeza.
Cuando
el hábito de la relajación está instaurado podemos recurrir a las linternas de colores, les gusta mucho. Para ello
además de la música suave y ambiente cálido, tenemos que reducir la luz de la
habitación(importante que el hábito esté interiorizado, ya que si no se
quedarán dormidos). Las luces recomendadas son rojo, amarillo o naranja y azul.
Las rojas llaman la atención del niño e introduce en la actividad, la amarilla
se utiliza de tránsito a la azul, que es la más relajante. Para dar por
terminada la actividad podemos volver al rojo.

Durante
esta etapa, el masaje actúa como relajante muscular ya la relajación se
convierte en un momento de transición entre actividades.
Cuando
el niño comienza a interiorizar la relajación podemos recurrir a ella ante
momentos de estrés, como rabietas, al ver el inicio de un posible conflicto……
A RELAJARSE !!!!!!!!!!